Últimas composiciones
Violeta Parra, máxima exponente de la música nacional, ya desde 1965 venía de un gran éxito al exponer su colección de arpilleras en la sala de Artes Decorativas del Museo del Louvre de París. Ya de vuelta en Chile, se propuso un proyecto inmenso, la construcción de una «Universidad Popular del Folclore». Con esto en mente, se dispuso a buscar un terreno apropiado, ella y sus amigos ya tenían experiencia tras «La Peña de Los Parra», la cual cada noche hacía cantar a su público en la concurrida calle Carmen 340 en pleno centro de Santiago. Luego de recibir varias negativas, el lugar escogido sería un lugar eriazo de la comuna de La Reina, tal como lo recuerda el alcalde de la época Fernando Castillo Velazco: «Violeta buscaba desesperadamente un sitio eriazo donde poder ubicarla, pero ningún alcalde se entusiasmó con la idea. Un día, caminando, encontramos un sector del Parque La Quintrala que estaba despejado. Un claro rodeado de eucaliptos y encinas que a Violeta le fascinaron. Se lo regalé. Ella estaba muy agradecida».
Nace así «La Carpa de la Reina» un 17 de Diciembre de 1965, donde junto a su enamorado, el suizo Gilbert Favré, se lanzaron globos al cielo desde la calle «La Cañada» 7200.
De día se hacían clases o talleres culturales, y en la noche se iniciaba el baile junto a distintos artistas, tales como su hermano Roberto Parra, Héctor Pavez, Grupo Chagual, Margot Loyola, etc. Era la misma Violeta quien cocinaba para la gente, ordenaba y cantaba. Todo esto converge en un disco en vivo llamado simplemente «La Carpa de La Reina» de 1966.
En el verano este proyecto tenía cierto éxito, pero fue debido al frío invierno, y lo difícil de llegar al lugar, lo que provocó que la gente no llegara en la misma cantidad. Eso, sumado al quiebre sentimental con Gilbert, quien finalmente emigró a Bolivia, le provoca a Violeta una tremenda depresión.
En 1965, Violeta Parra tocó «Gracias a la vida» en una audición a Rubén Nouzeilles, quien era el gerente de la filial chilena de Industrias Eléctricas y Musicales Odeón. Es ahí donde Nouzeilles se da cuenta que Violeta pasaba ya por una crisis, por ende, decide ayudarla, ya que tiempo después, debido a problemas económicos, Violeta decide infringir su contrato, y firmar otro bajo el sello R.C.A para grabar sus «Últimas Composiciones».
Es aquí donde Violeta Parra junto al músico Uruguayo Alberto Zapican graba un puñado de canciones que muestran su estado de ánimo: «Run Run se fue pal norte» dedicada a su ex pareja, «Gracias a la vida» un himno dentro de la historia de la música, «Mazúrquica modérnica», «Volver a los 17», «Maldigo del alto cielo», «El Albertío» dedicada a Zapican, etc.
Según el hijo de Violeta, Ángel Parra, quién también participó en la grabación, advierte que su madre «había empezado a preparar su despedida. Grabó el disco Las últimas composiciones, pero nadie reparó en el título».
El 5 de Febrero de 1967, Violeta no aguantó más, se quitó la vida, y paradojalmente su carpa la cual pasaba vacía, se repletó como nunca, nadie más caía en el funeral de la Violeta. Pero el público llegó un poco tarde.