El primero de junio de 1992, se lanzó «El amor después del amor» y rápidamente se transformó en el disco más vendido en la historia de la música argentina. Así su compositor y productor Fito Paez se sentó en la mesa redonda del olimpo del rock de ese país.
Pero todo este logro, se llevó a cabo después de una época muy horrible para el cantautor, pues como dice en parte del comienzo del disco, él encontró el «perfume que lleva el dolor», unos años antes, tras el triple asesinato de su abuela, tía y la empleada doméstica del hogar donde ellas vivían en Rosario, esta última embarazada de 4 meses a sus 33 años.
Fito estaba de gira en Brasil cuando se enteró de esta mala noticia, destruyó toda la habitación del hotel mientras mataba la pena con distintas drogas. Fué una época en la cual su novia de la época (Fabiana Cantillo) prácticamente a la fuerza lo subió arriba de un auto y lo envió a salvarle la vida: Grabar «La La La» junto a la leyenda Luis Alberto Spinetta.
Luego de años oscuros, donde el sentido a la vida se cuestiona, escribiendo discos con un tono más radical, como lo fueron «Ciudad de pobres corazones» o «Tercer mundo», Fito se refugia en el amor para escribir su obra maestra, es en 1991 cuando tiene una relación con Cecilia Roth, inspiradora de «tumbas de la gloria», donde dice: «tu amor cambió mi vida, como un rayo, para siempre, para lo que fué y será».
Un día tras volver de tocar junto a Charly y beberse todo, al llegar a casa donde lo espera Cecilia, y como contó el mismo Fito en un concierto en La serena Chile: «yo era algo que no podía hablar, no podía emitir sonidos, emanaba hedores de todo tipo …. me caigo ….» mientras ella responde: «En este momento te retiras de mi vida y de mi casa» … » entonces le escribí la canción, tuve un hijo con ella y viví 10 años más en aquella casa», esa canción finalmente se llamó «Un vestido y un amor», una balada romántica que se transformó en un himno donde Fito muestra su virtuosismo tanto compositivo como lírico.
Un disco que la calidad de sus músicos invitados más bien parece la selección argentina de la música popular:
Charly García (voz), Andres Calamaro (voz), guitarras de Spinetta y samplers de Gustavo Cerati, como si por definición este disco desde un comienzo no tuviese más alternativa que la «Divina gloria».
La rueda mágica, Brillante sobre el mic, A rodar mi vida, Pétalo de sal, un disco que de sus 14 canciones, 10 fueron sencillos promocionales, que en su gira llenó 11 Gran Rex, tres estadios de Vélez y lo llevó a ser el primer artista no cubano en tocar en la plaza de la revolución.
Hace 10 años Fito nos regaló una potente gira celebrando los 20 años de este disco. Hoy nos anuncia los 30. Nos promete invitados de lujo y reversiones que le dan un nuevo sabor en vivo. Porque 20 años no es nada, y 30 tampoco.
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