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Roberto Parra

La vida que él ha pasado.

¿Cuál es la posibilidad de que en una familia se respire tanta genialidad urbana? ¿Es posible criarse en una familia donde el hermano mayor sea Nicanor Parra (uno de los mejores poetas de Chile), hermano de Violeta (la más grande compositora chilena de todos los tiempos), hermano de Eduardo Parra (recordado músico nacional), Hilda, Lautaro, etc. ? quizás la probabilidad de que esto suceda es menor que ganarse la lotería.

Roberto Parra Sandoval nació en Santiago un 29 de Junio de 1921, lleno de toda esta inmensa riqueza de cultura popular, una escuela natural, de sangre, donde las partituras eran cambiadas por la tradición oral, las historias de la gente la inspiración perfecta, y la necesidad familiar el motor para salir a buscar un centavo para poder comer. 

Desde muy niño comenzó a afianzarse como músico en múltiples bares o boliches en el sur de Chile, donde el concepto popular de «choro» gobernaba,

mientras su hermano Nicanor ya era un destacado profesor de Física y Violeta componía y recolectaba canciones por los campos. Así, Roberto Parra recorrió de norte a sur el país, donde en cada esquina se catapultó como buen guitarrista y cantor popular. En 1938 junto a su hermano Eduardo (recordado como el «Tío Lalo») formó el dúo «Los hermanos Parra». Pero no todo era música, nunca la paga fue buena y todo se debía complementar con varios oficios: lazarillo, soldador, carpintero, lustrador, ayudante de mecánico y hasta dueño de una mueblería.

En 1958 se instala en San Antonio, es ahí donde tras ser contratado como músico frecuente en la banda del cabaret «Luces del puerto», conoce y se enamora de la Negra Ester, trabajadora de ese local y principal inspiradora de una de las obras más importantes de Roberto Parra, «Las décimas de la Negra Ester», la cual, años más tarde fue puesta en escena por la compañía Gran Circo Teatro, dirigida por Andrés Pérez, importante montaje y una de las obras históricas del teatro chileno.

Por esa época, la cueca en Chile era considerada como un concepto de «campo», pero si bien ya existía un polo más popular sobre este estilo musical, es Roberto Parra quien acuña el concepto de «cueca chora», donde se separa de la formalidad para dar cabida a un estilo más urbano y picaresco. Dónde historias de ladrones, gente apuñalada, y bares de la mala muerte reemplazaban las tradiciones «pitucas» de «La consentida» o cuecas de huasos a caballo con poncho y espuelas.  

«El chute alberto», una historia que cuenta las aventuras de un joven que matarían por «longi», por «aniñao», «la vida que yo he pasao», cueca que décadas después fuese grabada y popularizada por la banda «Los tres», cuenta sus aventuras de sufrimientos en el puente del Mapocho, donde se tapaba con gangochos y se calentaba preparando fuego con huaipe. «El arrepentido», historia carcelaria donde pide el indulto del mismísimo presidente de Chile. Es en la década de los 60s donde su hermana Violeta, de forma casi obligada, lo ayuda a grabar 2 discos: «Veinte cuecas con salsa verde» y «Las cuecas del tío Roberto» de 1967, álbum hoy difícil de conseguir y muy apreciado por coleccionistas.

El Tío Roberto, como ya era conocido, distinguía por su forma de tocar la guitarra, y no dejaba de admirar a músicos de jazz como Tommy Dorsey, Charlie Kunz y el guitarrista gitano-belga Django Reinhardt, esto desemboca en su propio estilo de jazz, «El Jazz Guachaca», Roberto lo explica de la siguiente manera: «tomé trozos de Benny Goodman, Luis Armstrong y otros y con la música que traían los marinos que llegaban al puerto de San Antonio y Valparaíso, salieron estas composiciones que ni Aristóteles las entiende».      

La fama no era algo que Don roberto Parra había buscado, tuvo que llegar casi al final de su vida para tener cierto nivel de reconocimiento, en gran medida por la gira teatral de su obra «La negra Ester», la edición del disco «Peineta» de «Los tres» y «El desquite», obra musicalizada por Álvaro Henriquez. Debido a complicaciones con un cáncer a la próstata, el Tío Roberto Parra muere el 21 de abril de 1995, sin ver uno de sus proyectos que tenía en mente junto a su discípulo Álvaro, La Yein Fonda. Pero sus cuecas e historias suenan fuerte, sobre todo ahora en San Antonio donde cada 29 de junio se celebra «el Día del folclor Urbano Roberto Parra». Por este motivo, se le tributaba con la grabación de un disco llamado «De chiripa» y de seguro este no será el único.

Hans Medina

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